El 26
de agosto de 2014 se cumplirán 60 años desde que Malcolm P.McLean inventó los
que hoy conocemos como contenedores marítimos.
El
desarrollo del contenedor ha sido exponencial, y cada año se mueven unos 500
millones de contenedores. El mercado global se mueve mayoritariamente en
contenedores, y su utilización ha supuesto un gran adelanto en el transporte de
mercancías.
Sin
embargo el contenedor marítimo nunca ha tenido en cuenta la seguridad de los
navegantes.
Cada
año caen al mar más de 10.000 contenedores, y quedan flotando a la deriva. Son
de acero y llegan a pesar 30 toneladas. En base a la relación entre peso máximo autorizado y volumen de los contenedores, es IMPOSIBLE que un contenedor marítimo de 20 ó 40 pies se hunda por sí solo. Su desplazamiento es mayor que su peso máximo. Si caen al mar, flotan sin remedio durante meses, porque están muy bien construidos y son casi herméticos. Pueden pasar meses o años hasta que entre agua suficiente como para hundirlo.
Son
muchas las embarcaciones de pesca o de recreo que se han hundido tras chocar
con un contenedor que estaba flotando. No todas las veces se ha rescatado con
vida a los tripulantes. Una mole flotante de 30 toneladas
supone un gravísimo peligro para una pequeña o mediana embarcación. El impacto
contra ese obstáculo –muchas veces invisible por estar entre dos aguas- implica
una enorme vía agua y el rápido hundimiento del barco.
Los
edificios incorporan caros y complejos
sistemas contra incendios, que la mayoría de las veces nunca llegan a utilizarse:
pero nadie duda de que son necesarios “por si” alguna vez ocurriera un incendio.
La
mayoría de los coches nunca llega a utilizar los airbag o las estructuras
deformables del chasis: pero nadie duda de que son sistemas necesarios “por si” alguna vez
ocurriera un accidente.
¿Qué
medidas de seguridad llevan los contenedores para el improbable caso de caída
al mar?. Pues bien: el contenedor no lleva NINGUN SISTEMA para esos casos.
Y el
“improbable caso” se cifra en 10.000 contenedores caídos al mar cada año.
Pero
la culpa no es del contenedor: la culpa es de las normas que rigen los
contenedores.
El
convenio CSC que rige internacionalmente las normas de "seguridad" de los contenedores, se ha
preocupado de muchos aspectos de la construcción y calidad de los contenedores,
pero en ningún momento se ha planteado el riesgo que supone para los navegantes
un container flotando sin control, y no ha establecido ninguna norma
para evitar que los contenedores sean un peligro a los navegantes.
Desde luego que hay que poner los medios para que ni un solo contenedor caiga al mar. Pero si
finalmente ocurre, y cae al agua un contenedor… EL CONTENEDOR DEBE HUNDIRSE RAPIDAMENTE!!.
¿Y es muy complicado conseguir que un contenedor que caiga al mar se hunda en un breve plazo? La respuesta es NO. No es complicado. Eso sí, hay que disponer unos sistemas de hundimiento. Si no saben cómo hacerlo, yo les diré cómo.
¿Y la contaminación? Pues la contaminación es igual o parecida. Partimos de la base de que el contenedor "ya ha caído al mar". El dilema no está entre "contenedor en el agua" o "contenedor fuera del agua". El mal ya está hecho, y lo que hay que procurar es evitar males mayores (naufragios de barcos). Al cabo de unos meses o años, el contenedor acabará sumergiéndose: el destino es el mismo. A no ser que acabe en una playa... Pero nadie discutirá que una vida humana está por encima de la dudosa probabilidad de que se rescate el contenedor si sigue flotando 12 meses en medio del pacífico.
En cualquier caso, los contenedores de mercancías peligrosas deberían quedar en lugar aparte. Esos contenedores con sustancias peligrosas deberían tener un sistema de posicionamiento que permitiera su localización y rescate, y nunca deberían llegar a hundirse. Pero la mayoría de los 10.000 contenedores que caen al mar no van cargados de uranio: llevan juguetes, baldosas, ordenadores o ropa de Zara. Nadie quiere que caigan al mar, pero si caen al mar lo mejor es que se hundan rápidamente.
Han pasado 60 años, y no se ha avanzado NADA en este sentido. Señores fabricantes y gobiernos varios: ¡a ver si espabilamos!
Como el tema lo merece, le he abierto su propio blog:

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